Alejandro Escamilla, alumno de cuarto semestre en PZE, nos envía esta nota crítica sobre una obra de teatro que fue a ver el fin de semana pasado en Calgary, donde cursa el semestre junto con Karen Sánchez, también compañera nuestra (ambos en la foto).
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El fin de semana anterior tuve la oportunidad de asistir a una obra de teatro basada en una novela que actualmente se lee en la Prepa Esmeralda: Frankenstein de Mary Shelley.
La función fue en el Theatre Calgary, ubicado en el centro de la ciudad más limpia del mundo. La obra se había atrasado ya quince minutos cuando los mexicanos comenzamos chiflar. Entró el primer personaje a escena, camino al centro del escenario y se quedó parado durante medio minuto, fue ahí donde pensé “esto va para largo”.
El libro en sí y su mensaje sobre la superficialidad, ignorancia e indiferencia humana (lo dice la obra en un fragmento de su canción: “I close my eyes, I cover my ears”) es muy prometedor y se puede pensar que su interpretación en el teatro sería de muy alta calidad. No sé si la obra que vimos fue la interpretación original de antaño o una creada por el teatro de Calgary. Lo que sí sé es que fue una interpretación muy lenta y aburrida, el hecho de que fuera cantada hacía más difícil su comprensión y más aún en un idioma en el que no estamos acostumbrados a ver teatro.
Un detalle que me gustó de la obra fue el vestuario: al principio el color blanco de pies a cabeza me parecía extraño y sin originalidad, pero después las luces nos dieron la explicación y ésta era que cada vez que un personaje se paraba en algún punto del escenario, la luz iluminaba su traje blanco; así había vestuarios de todos los colores, generalmente expresando el estado de ánimo del personaje o la escena.
Definitivamente esta experiencia no fue lo que esperábamos, pero ya habrá ocasiones de contarles la forma en que esta ciudad nos ha sorprendido.
- Alejandro Escamilla
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